A menudo el visionado de vídeos y películas pornográficas ocupa el mayor porcentaje de la educación sexual que recibimos, y, en esas prácticas, a menudo se basan nuestras experiencias y creencias sexuales. Sin embargo, el mundo del porno está plagado de mitos y, como cualquier película del cine, la mayoría de lo que vemos es ficción. Hoy vengo a desmontar los mitos más extendidos sobre el porno.

La mejor manera de que una mujer llegue al orgasmo es con penetración

Falso. La mayoría de mujeres necesita estimular directamente el clítoris para llegar al orgasmo, siendo unas pocas las que lo alcanzan única y exclusivamente con penetración. Esta dificultad se debe a que en el interior de la vagina apenas hay terminaciones nerviosas, siendo el foco de más sensibilidad la parte de la entrada vaginal.

El vello púbico es sucio y poco higiénico

En el porno aparecen sobre todo, vulvas sin un solo pelo, siendo el vello púbico un poco más aceptable en hombres. Esto fomenta la creencia de que hay que depilarse para mantener relaciones sexuales y que el vello púbico es sinónimo de falta de higiene íntima. La realidad es que el vello púbico cumple una función protectora y depilarlo tiene que ser una elección personal.

Lo normal es tener un determinado tipo de pene o de vulva

En el cine porno aparecen ciertos tipos de penes o de vulvas, de modo que se fomenta cierta estética genital. Pero, la realidad es que sólo un pequeño porcentaje de penes y vulvas son así. Tanto penes como vulvas tienen diversos tamaños y formas y todos son normales. Este mito fomenta la realización de cirugías genitales para parecerse a los que salen en el porno.

Canon determinado de belleza

Es habitual encontrar en el porno a mujeres muy delgadas con pechos y culos enormes y hombres muy musculosos. Además, en muchas películas y vídeos se omite la cara del hombre, mostrando exclusivamente la parte de penetración y la cara de la mujer.

En las relaciones lésbicas, una hace de hombre penetrando a la otra con un arnés y la otra es penetrada

Irónicamente el porno lésbico va dirigido a un público formado sobre todo por hombres heterosexuales, por lo que es habitual que se simule un coito en prácticamente todos los vídeos lésbicos. La realidad es que las prácticas sexuales de las mujeres homosexuales son muy variadas, e incluso muchas pueden rechazar cualquier cosa que se parezca a un coito heterosexual y los juguetes con forma de pene. Este mito refuerza la idea de que sin no hay penetración, no se considera haber tenido sexo.

El sexo anal masculino es sólo para gays

Falso. La ventaja del sexo anal es que todas las personas tenemos ano y por tanto, todos y todas podemos disfrutar de él. Además, las prácticas sexuales que realices no determinan tu orientación sexual, por tanto, por practicar sexo anal no te vas a “hacer gay”. El punto P se encuentra en la próstata y es algo que sólo pueden disfrutar los hombres, atrévete a jugar con él.

Ver porno gay, te hace gay

Ligado al mito anterior, viene éste. No, por ver porno gay no te vas a hacer gay, mucho menos por excitarte viéndolo. Si te excitas viendo pornografía que incluye otra orientación sexual distinta a la tuya, se debe a que tu cerebro interpreta estas imágenes como eróticas y te provoca la excitación, lo cual no significa ni que quieras hacerlo, ni que tu orientación sexual vaya a cambiar por ello.

La penetración tiene que durar mucho para que un encuentro sea satisfactorio

En un encuentro sexual normal, la penetración dura una media de 10 minutos aproximadamente. En el porno pueden estar así durante horas, lo cual es falso ya que cortan las escenas y las vuelven a rodar como en cualquier película, por lo que da esa sensación de penetración duradera.

El squirting es la eyaculación femenina y la prueba de que una mujer ha llegado al orgasmo

Falso. Tanto squirting, como eyaculación femenina son procesos distintos y no tiene que haber un orgasmo necesariamente aunque te pinten el squirting como el sumun del placer femenino.

  • La eyaculación femenina es una secreción blanquecina que puede darse durante todo el acto sexual (o no) y es expulsada por las glándulas de skene, que se encuentran a ambos lados de la uretra.
  • El squirting es un líquido incoloro e inodoro que se expulsa por la uretra por estimulación del punto G y del clítoris simultáneamente y no todas las mujeres consiguen hacerlo.

Las mujeres siempre están preparadas para la penetración

A menudo la estructura de una película porno se basa en sexo oral hacia él y después empiezan directamente con la penetración, lo cual, si la mujer no está excitada y estimulada puede resultar doloroso. La vagina no es un agujero en el que meter cosas y ya está.

Hay que realizar muchísimas posturas diferentes para que el encuentro sexual sea bueno

Y cuanto más rara la postura, mejor, ¿no? Pues no. Los actores y actrices porno se preparan físicamente para poder realizar esas posturas y de ningún modo realizar más posturas indica un mejor encuentro. Utiliza las que más placer te den con tus propios criterios y no porque el porno te haga creer que tiene que hacerse así.

A las mujeres les excita que las dominen e incluso que las fuercen

Esta creencia se ve sobre todo en vídeos de sexo en grupo y en escenas que simulan violaciones, en las que la mujer se acaba sometiendo y disfrutando del encuentro como la que más. Ni que decir que esto fomenta la cultura de violación y la aparición reiterada de “manadas” sobre todo en los chicos más jóvenes. El consentimiento explícito es necesario para tener un encuentro sexual con otra persona y ésta tiene que haber expresado claramente que sí desea tenerlo. El silencio no es consentimiento. Si duda tampoco es consentimiento. Mucho menos si está borracha o inconsciente.

A las mujeres les gusta tragarse el semen y/o que les eyaculen encima

Esta creencia va ligada a la anterior y es que a las mujeres nos gusta tragarnos el semen o que nos eyaculen en las tetas, el culo e incluso la cara. En el porno es algo que se hace sin más, cuando la realidad es que debes preguntar a la otra persona si desea hacerlo antes de eyacular de esta forma. Por tanto, necesitas consentimiento para estas prácticas.

Sin arcada, no hay mamada

Y siguiendo con la línea de los dos mitos anteriores viene este refrán tan conocido. Lo cierto es que para una penetración oral profunda, también necesitas consentimiento, ya que la otra persona puede sentirse incómoda o incluso provocarle el vómito. Esta práctica se puso de moda por las películas tan conocidas de garganta profunda, pero la realidad de esta mujer es que su marido la obligaba a prostituirse y a hacer cine porno, por lo que lo que aparece en pantalla es, efectivamente, una mujer siendo realmente violada.

No pasa nada por tener relaciones sexuales sin preservativo

En las películas porno, el condón brilla por su ausencia. Lo cierto es que hay que utilizarlo tanto para tener sexo oral, como anal, como para practicar el coito. Antes de grabar las escenas sin preservativo, los actores y actrices porno necesitan presentar un certificado reciente que demuestre que no tienen ninguna infección de transmisión sexual. Le quita el romanticismo, pero es seguro.

El pene cuanto más grande, más placer

No es necesario tener un pene del tamaño de un camión para tener un encuentro placentero. De hecho, que la otra persona disfrute no es responsabilidad de tu pene, sino que cada cual es responsable de su propio placer. La mejor manera de tener un encuentro sexual placentero es comunicarse con la otra persona y preguntar lo que le gusta así como expresar lo que nos gusta.

Para terminar…

Como podéis ver, detrás del porno hay una industria y al fin y al cabo los actores y actrices van a realizar un papel con el objetivo también de entretener, aunque de una forma más picante. Está bien salir de la rutina y probar cosas nuevas que hayan podido ser inspiradas por el porno, teniendo siempre en cuenta que se hacen desde el respeto y el consentimiento y, por supuesto, tomando precauciones y sin obsesionarse.

Si necesitas asesoramiento para realizar prácticas nuevas y experimentar, no dudes en ponerte en contacto con nuestro centro.

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